Cuando creamos Bicho Raro, el primer estudio cooperativo de videojuegos fundado por mujeres en Argentina, nuestro sueño era poder realizar un juego de IP propia con un equipo diverso.

Gracias al apoyo de Orillas Nuevas, ese sueño empezó a concretarse. Nuestro juego se llama La hija del delta. Para hacerlo formamos un equipo de 11 personas, con una mayoría de mujeres y diversidades. Y con este dream team, y luego de 5 meses de desarrollo intenso, terminamos una demo jugable que presenta las mecánicas principales del juego, con la narrativa y la estética a la que apuntamos.


Pero eso no es todo, Orillas Nuevas nos llevó a la Gamescom, el evento de gaming más grande del mundo, realizado en Köln, Alemania. Gracias a la ayuda de nuestros mentores franceses: Julien Villedieu y Laurent Michaud, llegamos al evento súper preparadas, con una demo potente y un pitch muy sólido.
Participamos en las rondas de negocios con inversores y publishers interesados en nuestro proyecto, y hablamos con muchos desarrolladores, con quienes compartimos impresiones sobre la industria y establecimos posibilidades de coworking. En ese sentido fue muy bueno conocer a colegas de Women in Games de otros países, y pensar en futuras colaboraciones, ya que las fundadoras de Bicho Raro somos también co fundadoras de Women in Games de Argentina.



Ahora nos queda por delante hacer el seguimiento de toda la gente que conectamos allá, y seguir dándolo todo para conseguir el apoyo financiero que nuestro proyecto necesita para terminarse.
La hija del delta es un videojuego con una fuerte impronta narrativa, que habla sobre la resistencia y la identidad. Es una distopía luminosa que transcurre en el delta del Paraná, y es un aporte a nuestra cultura argentina con proyección internacional. Se está haciendo con un equipo inclusivo de profesionales, por lo que también es un aporte para crear una industria más rica y diversa.

Por Alejandra Bruno y Valeria Colombo, integrantes de Bicho Raro.