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Diario de La mujer parecida a mí por Eleonora Comelli y Ange Potier

l’Atelier que sucedió en noviembre de 2024 fue como un tsunami que llegó a nuestro proyecto. Con sorpresa y alegría recibimos devoluciones que nos volvieron a sumergir en la reescritura del guión y nos permitieron comenzar POR FIN a experimentar y probar con las manos sucias de tinta.

Una tinta de grabado viscosa, pegajosa y oscura, sobre un gran vidrio retroiluminado. 

Se dibuja tanto poniendo como retirando. 

Con un pincel seco, un palo, un trapo, un bollo de papel, una esponja… Se saca o se desplaza la tinta haciendo aparecer la luz, matices de grises y texturas infinitas. 

Lo suave y lo áspero, 

lo seco y lo húmedo, 

lo opaco y lo transparente.

La tinta se reconfigura de un fotograma a otro, creando el pulso, el temblor.

Estamos en animación, lo que cuenta es el movimiento.

No precisar demasiado.

Mucho en la subjetividad de nuestro protagonista caballo, buscamos una representación inquieta, una realidad movediza, ambigua. Que genere a su vez una mirada activa en lxs espectadorxs.

Ver como late ese cuerpo físico, expresión con la cual nos gusta pensar esa materia plástica. Un ser vivo, con una epidermis cambiante que va transmitiendo sensaciones a lo largo de la peli. 

Se guarda registro de la vida íntima y discreta de la tinta, de sus cambios de estados, de como chorrea o se desliza en el vidrio inclinado, los accidentes, las huellas de lo borrado.

Por Eleonora Comelli y Ange Potier, proyecto La mujer parecida a mí.