Hablaba con las bestias, los peces y los pájaros
Hablaba con las bestias en un programa de investigación artística concebido por la Sociedad de Amigos y Benefactores de las Artes de Cañada Rosquín para ser realizado en la Sociedad Italiana de Cañada Rosquín (Santa Fe), con acciones en espacios públicos de la localidad. El proyecto tiene dos propósitos: acercar la producción artística contemporánea a los habitantes del pueblo y realizar una serie de acciones en diálogo con productores e investigadores locales, politólogos vinculados al diseño urbano, ecologistas, sociólogos y abogados ambientalistas. Las obras y acciones realizadas propondrán repensar las tradiciones locales, la concepción de la naturaleza, así como postular una imaginación para el porvenir.
Se desarrollarán dos obras, una instalación y una pieza sonora, así como un conjunto de encuentros abiertos al público. La instalación contempla una línea de investigación del colectivo: el reciclaje de elementos rurales y su refuncionalización. En cuanto a la pieza sonora, se trata de producir una obra para la película “El último malón” (1917) de Alcides Greca junto a la banda sinfónica comunal “Gabriel Turletti” para ser ejecutada en vivo. La banda está conformada, en su mayoría, por niños y niñas del pueblo. En el mismo espacio expositivo se montará un programa de conversaciones públicas con registro en formato podcast, que buscarán poner en relación agentes de diversos campos para producir un nuevo imaginario planetario, así como enfoques que puedan ser desarrollados e implementados localmente. El objetivo de estos encuentros es generar espacios de debate y discusión, entendiendo que el disenso y las miradas contrapuestas son necesarias para el desarrollo de nuestras comunidades, pensadas tanto desde sus aspectos económicos como desde los vínculos con la salud humana y ambiental.
La Sociedad de Amigos y Benefactores de las Artes de Cañada Rosquín es un colectivo de investigación artística transdisciplinar que tiene base en Cañada Rosquín, Santa Fe. Propone un acercamiento estético a un espacio históricamente atravesado por el uso intensivo del suelo y prácticas productivistas con agroquímicos pesticidas. En contraposición a este enfoque antropocéntrico, el colectivo concibe a la comunidad como integrada no solo por agentes humanos sino también por todos aquellos agentes que habitan un territorio, desde las plantas a los animales no humanos. Los proyectos del colectivo cuestionan la concepción de lo social como aislada de otros agentes. Para ello, la Sociedad trabaja en vínculo con la comunidad de la región (médicos veterinarios, productores rurales en busca de formas de producción alternativas, investigadores locales, biólogos y habitantes de la zona), que se integran a los proyectos artísticos en sus distintas instancias. Además, desde su creación, el colectivo ha buscado distintas formas de relación con el mundo animal, desde prácticas de rastreo o utilización de cámaras trampa hasta producciones artísticas destinadas a espectadores no humanos (como pumas, aguará guazú y peces de río). A partir de 2024, la Sociedad de Benefactores desarrolla el programa de residencias Crespín en colaboración con la Fundación Federico Wildermuth que tiene lugar en la reserva natural de la fundación, proyectado como un espacio de producción e intercambio entre artistas e investigadores de distintas disciplinas y con el objetivo de generar encuentros para potenciar la práctica artística y la investigación en la región, así como fomentar procesos enfocados en prácticas relacionales, comunitarias y ecológicas.
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