Pensar en la identidad de un proyecto y en cómo comunicarlo es un trabajo complejo, siempre. Más aún cuando se está gestando y cuando se trata de un proyecto colectivo. La comunicación es clave para que el proyecto llegue a sus destinatarios, para organizar sus prioridades y para poner a todos los integrantes del proyecto en la misma página.
Orillas Nuevas nos convocó para trabajar estas problemáticas de identidad y comunicación junto a los proyectos seleccionados por el programa. Nosotros propusimos una dinámica de «clínicas» —encuentros de trabajo con grupos reducidos—, donde problematizar, pensar y encontrar soluciones a cada caso, trabajando entre pares. Durante la semana de l’Atelier tuvimos un primer encuentro, presencial y abierto a todos los proyectos. Presentamos el panorama del diseño de identidad y la comunicación de proyectos culturales. Ese primer día propusimos una serie de preguntas para que cada proyecto comenzara la tarea de repensarse. Durante enero y febrero la clínica adoptó el formato de «mesas de trabajo» y llevamos adelante una secuencia de encuentros virtuales en grupos más reducidos a través de los cuáles cada proyecto fue avanzando en la definición de su propia identidad.
¿Cuáles son los aspectos realmente clave de cada proyecto? ¿Qué es lo que tiene de particular, de propio, en el inmenso océano de proyectos culturales que integra? En la primera mesa de trabajo estas fueron las preguntas principales que circularon y que funcionaron como una linterna que aportó luz al interior de cada proyecto, a la búsqueda de su núcleo duro, de su esencia. Las narrativas se contrastaron unas con otras. Se discutieron, se sacudieron, se repensaron entre todos. A partir de esta dinámica, cada caso propuso una nueva definición de su identidad e imaginó un universo visual de referencia que, de alguna manera, se acercara a su representación. Con este nuevo material nos volvimos a encontrar al mes siguiente para trabajar sobre este universo de representación. ¿Es esto lo que queremos contar? ¿Este es el tono, el clima, la retórica, el estilo que puede colaborar con esta narrativa y así construir una identidad clara, potente y memorable? Un trabajo grupal y colaborativo pero a la vez, de profunda introspección. Para terminar, los proyectos se llevaron una guía para armar el pedido de diseño y avanzar en la definición formal de sus identidades visuales.
Atravesamos mares revueltos, ajustes en el rumbo, redefinición de prioridades. Fue una oportunidad para tomar conciencia de lo que falta y para valorar lo que hay. Se produjeron encuentros y vinculaciones nuevas. Hubo diálogo entre pares y guía profesional. Se compartieron referencias, se definieron objetivos, se intercambiaron ideas. Y al final, confiamos en que cada proyecto perfeccionó sus herramientas para navegar con confianza hacia la otra orilla.
Por Martín Gorricho y Valeria Dulitzky.



